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4 cosas que debes saber sobre los créditos

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Me gustaría empezar esta entrada con la siguiente pregunta: ¿sabes lo qué es un crédito?

La pregunta es sencilla, pero nunca está de más recordar algunas definiciones para el manejo correcto de nuestras finanzas personales. Un crédito es básicamente una transacción u operación financiera en la que una persona o institución —el acreedor— realiza un préstamo por una cantidad determinada de dinero a otra persona —el deudor—. El deudor se compromete a devolver la cantidad solicitada que incluye el monto originalmente prestado y el pago de los intereses asociados al crédito en un plazo o tiempo definido.

Si bien todos sabemos en esencia cómo funcionan, existen algunas cosas que no siempre tenemos en mente o que no consideramos al momento de solicitar un préstamo. Por lo tanto, a continuación, te hablaré sobre cuatro cosas que debes saber antes de aventurarte a aceptar algún crédito.

NO es una extensión de tu ingreso

Hay algunas personas que consideran que tener una tarjeta de crédito, o cualquier otro en general, es como si tuvieran un “ingreso extra”. Es decir, como tienen el medio de pago o una mayor cantidad de efectivo disponible, lo utilizan a diestra y siniestra para consumir más productos al día de hoy… llegando a sobrepasar en muchos casos, el nivel de ingresos que se tiene actualmente.

Debemos recordar que un crédito compromete nuestros ingresos potenciales en el futuro, pues en algún punto deberás liquidar el monto prestado además de los intereses correspondientes. Entonces, en el futuro, no sólo dejarás de tener disponible el efectivo del crédito, sino que tendrás que hacer uso de tus ahorros o excedentes de tus ingresos para pagar la deuda con sus respectivos intereses. En otras palabras, tendrás menos dinero para gastar en el futuro.

Tu historial crediticio afecta para tus futuros créditos

Si nos dejamos llevar por la idea de que un crédito es una extensión de nuestro ingreso, y de pronto nos vemos en dificultades de pagarlo… puede sonar muy tentador simplemente dejar la deuda pendiente. Es decir, que dejemos de hacer los pagos correspondientes al crédito.

Quitando la consideración de que recibiremos múltiples llamadas de cobranza, pareciera que no habría mayor implicación al dejar de pagar una deuda. Sin embargo, el dejar de pagar nuestras obligaciones financieras puede dañar severamente nuestro historial crediticio. Si leíste la entrada ¿Cómo limpiar mi historial crediticio? recordarás que un registro de tu historial crediticio no se borrará hasta después de seis años de haber saldado la deuda… así que piénsalo dos veces antes de incurrir en atrasos o impago.

Tener un mal historial no solamente afecta la probabilidad de que te otorguen créditos en el futuro, sino que también te cobrarán una mayor tasa de interés si es que te aprueban nuevos créditos. También, puede ser un impedimento para lograr otras de tus metas financieras, tales como adquirir un crédito automotriz o hipotecario. Incluso, en algunos trabajos, un buen historial crediticio es requisito para obtener el empleo… debemos ser cuidadosos antes de elegir no pagar nuestras deudas.

Debes considerar tu capacidad de pago antes de solicitar un crédito

Si leíste nuestra entrada ¿Qué es la capacidad de pago? quizá recuerdes que la capacidad de pago es la cantidad máxima de tus ingresos que puedes destinar al pago de tus deudas. En otras palabras, la capacidad de endeudamiento es el capital máximo por el que una persona se puede endeudar sin poner en peligro su integridad financiera. 

La capacidad de pago se puede calcular tomando nuestros ingresos mensuales netos y restándole el monto de nuestros gastos fijos, incluyendo los pagos de nuestras deudas existentes. En términos generales, si el monto que resultó de tu capacidad de pago resulta ser mayor al 30% de tus ingresos netos, entonces se considera que tienes una alta capacidad de pago y muy probablemente te aprueben un nuevo crédito si es que lo solicitas. Por otro lado, una capacidad de pago es baja cuando este porcentaje resulta ser igual o menor al 10%. Está demás decir que, si tu capacidad de pago es baja, difícilmente serás candidato a nuevos créditos.

Para evitar problemas de liquidez o de solvencia, es sumamente importante no contratar o buscar nuevos créditos si nuestra capacidad de pago es baja. Además de que será más difícil que te lo aprueben, también estarías poniendo en riesgo tus finanzas personales si aceptas ese nuevo crédito.

Hay créditos “buenos” y “malos”

Hasta este momento, podría parecer que tomar un crédito es una mala decisión financiera, y que por lo tanto debemos huir de las deudas. Este punto no es necesariamente cierto… pues la realidad es que existen deudas buenas y deudas malas para nuestras finanzas.

Si leíste nuestra entrada Deudas: ¿cuándo son buenas? seguramente recordarás que las deudas que se pueden considerar buenas son aquellas que, si las adquieres, te ayudarán a generar un mayor ingreso en el futuro, o te ayudarán a incrementar tu patrimonio. Los créditos hipotecarios, empresariales o estudiantiles son ejemplos clásicos de deudas buenas. 

Por otra parte, las deudas malas son aquellas que reducirán tu ingreso disponible en el futuro al utilizarlas para comprar algo el día de hoy. O también, serían deudas malas las que reduzcan tu patrimonio al terminar de pagarlas. Ejemplos de este tipo de deudas son los créditos automotrices —en algunos casos—, o el usar tarjetas de crédito para financiar compras de artículos de lujo o bienes innecesarios. Terminarías pagando más por comprarlos que al ahorrar por dichos productos.

Es importante que, al momento de contratar un nuevo crédito, hagamos consciencia y pensemos si realmente será una deuda que nos traerá beneficio a mediano o largo plazo. Probablemente sea mejor ahorrar por algunos productos en vez de comprarlos a crédito para evitar pagar intereses de manera innecesaria.

En resumen, los créditos son excelentes herramientas para lograr nuestros objetivos financieros a corto, mediano y largo plazo. Sólo necesitamos saber utilizarlos correctamente para nuestro beneficio. Y por supuesto, siempre deben ir de la mano con un verdadero compromiso de pago para evitar llamadas de cobradores o un mal historial crediticio.

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