¿Quieres mejorar tus finanzas, pero no sabes por dónde empezar? Esa sensación de estar abrumada o abrumado ante términos como presupuesto, ahorro, inversión o deuda es más común de lo que imaginas. Yo también estuve ahí. No nací con estabilidad financiera ni con un “manual del dinero bajo el brazo”. Pero hoy quiero compartirte, desde mi experiencia personal y profesional, cuatro decisiones que marcaron un antes y un después en mi relación con el dinero. Y lo mejor: tú también puedes ponerlas en práctica.
Me liberé de mis deudas: el primer paso hacia la libertad
Durante una etapa muy retadora de mi vida, mi situación financiera se encontraba en números rojos. Literalmente, tenía un patrimonio negativo. No contaba con ahorros y, al mismo tiempo, debía enfrentar dos créditos importantes: el educativo y el automotriz. La presión era alta y la sensación de estancamiento era una constante. Pero en cuanto conseguí mi primer empleo, decidí que no quería que mis ingresos sirvieran solo para sobrevivir y pagar intereses.
La estrategia fue clara: hacer un plan de pagos realista y, sobre todo, priorizar las deudas con la tasa de interés más alta. Me amarré el cinturón, recorté gastos innecesarios y me enfoqué en un objetivo: liberarme. No fue un proceso rápido ni cómodo, pero sí profundamente transformador.
Salir de deudas no solo mejora tu salud financiera, también impacta tu bienestar emocional. Empiezas a recuperar el control de tu dinero y te das cuenta de que sí es posible avanzar. Si estás en una situación similar, lo más importante es no ignorarla. Haz un diagnóstico de tus deudas, establece prioridades y comprométete con tu plan. Te prometo que vale la pena.
Empecé a ahorrar… y también a invertir
Una vez que logré salir de deudas, me hice una promesa: no volver a estar tan vulnerable financieramente. Así que comencé a ahorrar con un propósito claro: construir un fondo de emergencia que me permitiera enfrentar cualquier imprevisto sin endeudarme otra vez.
Pero pronto entendí que ahorrar, aunque necesario, no es suficiente. Si quería que ese dinero creciera, necesitaba ponerlo a trabajar. Y eso implicaba dar el siguiente paso: invertir. Lo hice con mucha cautela, informándome y diseñando una estrategia acorde a mis metas y perfil de riesgo.
Hoy en día, mucha gente sigue creyendo que invertir es solo para millonarios, pero eso no es cierto. Existen plataformas accesibles, desde montos muy bajos, que te permiten empezar poco a poco. ¿El secreto? Tener claridad en tus metas, entender tu perfil como inversionista y educarte lo suficiente para tomar decisiones informadas. Porque sí, invertir implica riesgos, pero también puede ser una poderosa herramienta para construir patrimonio a largo plazo.
Hice un presupuesto… y lo sigo cada mes
Te voy a confesar algo: aunque soy asesora financiera, durante mucho tiempo no tenía un presupuesto personal claro. Como muchas personas, creía que sabía “más o menos” en qué se me iba el dinero. Pero esa falta de claridad se reflejaba en la dificultad para cumplir metas o incluso en gastos que, sin darme cuenta, drenaban mi ingreso.
Todo cambió cuando empecé a usar un presupuesto mensual de forma disciplinada. Hoy, tengo herramientas que yo misma he desarrollado y que comparto con mis clientes en asesorías financieras, y gracias a ellas, hacer seguimiento de ingresos y gastos es parte de mi rutina mensual.
Me gustaría recordarte que el presupuesto no es una camisa de fuerza, es una brújula. Te muestra hacia dónde va tu dinero y te permite tomar decisiones intencionales. ¿En qué estoy gastando más de lo que quisiera? ¿Tengo espacio para ahorrar o invertir? ¿Cómo puedo ajustarme este mes? Todas esas preguntas se vuelven más fáciles de responder cuando tienes datos reales frente a ti. Si aún no lo haces, este es el hábito más poderoso que puedes incorporar desde hoy.
Implementé mi educación financiera (más allá de lo teórico)
Estudié finanzas en la universidad, pero algo que descubrí rápidamente es que el conocimiento académico no siempre se traduce en una buena gestión personal del dinero. Saber qué es una tasa de interés o cómo funciona el mercado de valores no significa, automáticamente, que apliques esos conceptos en tu día a día.
La gran diferencia ocurrió cuando decidí vivir lo que enseñaba. Me puse como prioridad aplicar todo lo que sabía… y aprender aún más, especialmente desde el contexto mexicano. Leí, investigué, comparé, y creé estrategias reales, aplicables, sostenibles. Y esa es precisamente la base de lo que comparto en este blog, El Peso del Dinero, y en mi libro Money Boss, Conviértete en el Jefe de tus Finanzas.
No necesitas ser experto o experta para tomar buenas decisiones financieras. Pero sí necesitas estar dispuesto(a) a aprender y aplicar ese conocimiento. Leer blogs como este, escuchar podcasts, seguir a especialistas confiables o incluso contratar una asesoría financiera puede marcar una enorme diferencia.
En conclusión, como puedes ver, no hubo magia ni fórmulas secretas. Lo que hubo fueron decisiones intencionales, hábitos sostenidos y, sobre todo, la convicción de que merezco una relación más sana con mi dinero. Pagué mis deudas, aprendí a ahorrar e invertir, me apropié de mi presupuesto y transformé mi conocimiento en acción.
¿Y cuál fue el resultado? Hoy tengo finanzas más sólidas, menos estrés y más claridad sobre mi futuro. Y tú también puedes lograrlo. No importa desde dónde estés empezando, lo importante es empezar. Cada paso que das cuenta. Y si necesitas una guía en el camino, aquí estoy para ayudarte.
Porque sí, tú también puedes ser el jefe o la jefa de tus finanzas.
Si te interesó esta entrada tal vez quieras leer 4 acciones que puedes realizar para mejorar tu historial crediticio
Consulta con nuestros expertos
¡En El Peso del Dinero te podemos apoyar con dudas financieras! Este es sólo uno de los consejos, pero si te gustaría una asesoría personalizada, no olvides comunicarte con nosotros contáctanos vía redes sociales como Facebook, Instagram, correo info@elpesodeldinero.com.mx o en nuestro WhatsApp Oficial https://bit.ly/2EbZRUg