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¿Qué debo hacer con la herencia que acabo de recibir?

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Recibir una herencia puede ser un momento agridulce. Por un lado, implica la pérdida de un ser querido. Por otro, puede representar una oportunidad financiera inesperada. Y justo ahí es donde muchas personas se enfrentan a una encrucijada: ¿qué hago con este dinero o propiedad que ahora es mío?

Aunque suene duro, la estadística es clara: muchas herencias se diluyen en cuestión de meses, simplemente porque no hubo un plan a seguir. Por eso hoy quiero ayudarte a que no te pase lo mismo. En esta entrada te comparto una guía clara y práctica para tomar decisiones inteligentes con tu herencia y transformarla en un legado duradero.

Pausa antes de actuar: no hagas movimientos rápidos

Cuando recibimos una suma considerable de dinero o un bien valioso, es común sentir la urgencia de “hacer algo” de inmediato. Ya sea pagar deudas, comprar un coche, invertir o incluso compartir con la familia… esa presión puede llevar a decisiones apresuradas.

Mi primer consejo es simple: tómate una pausa. No necesitas mover ese dinero en cuanto cae a tu cuenta. Date espacio para procesar emocionalmente la situación, entender bien lo que recibiste y analizar tus opciones con calma. Incluso si el dinero no está “trabajando” en los primeros meses, tomarte el tiempo para diseñar un plan puede evitar que tomes malas decisiones que afecten tu futuro financiero.

Una opción prudente es resguardar ese dinero en un instrumento seguro y líquido mientras decides: una cuenta de alto rendimiento, invertir en CETES o un pagaré a corto plazo pueden ser buenas alternativas mientras clarificas tus metas.

Paga deudas… pero con estrategia

Una de las primeras tentaciones al recibir una herencia es saldar deudas. Y sí, puede ser una excelente decisión… pero con algunas reservas. Es decir, no todas las deudas son iguales, y no todas ameritan ser liquidadas con urgencia.

Si tienes deudas con tasas de interés elevadas —como tarjetas de crédito, préstamos personales o créditos de nómina—, es una buena idea usarlas como prioridad. Al pagarlas, liberarás flujo de efectivo y reducirás el estrés financiero.

Por otro lado, si tienes “deudas buenas” como una hipoteca con tasa baja y fija, o un crédito educativo con condiciones manejables, puede que no sea necesario liquidarlas de inmediato. En su lugar, podrías redirigir ese dinero hacia metas más estratégicas como ahorro, inversión o emprendimiento.

Recuerda: pagar deudas no siempre es sinónimo de hacer lo mejor con tu dinero, especialmente si eso implica quedarte sin liquidez o sin capital para aprovechar otras oportunidades.

Crea (o fortalece) tu fondo de emergencia

Si aún no cuentas con un fondo de emergencia sólido, esta es tu señal para hacerlo. Antes de pensar en inversiones, negocios o compras grandes, primero asegúrate de tener un respaldo que te permita enfrentar imprevistos sin desestabilizar tus finanzas.

Un fondo de emergencia ideal debería cubrir entre 3 a 6 meses de tus gastos esenciales, y estar en un instrumento líquido y seguro. Este paso no solo te da tranquilidad, sino que también te permite tomar decisiones futuras desde la estabilidad, no desde la urgencia.

Una parte de tu herencia puede ayudarte a construir ese fondo rápidamente y dejarte en una posición mucho más fuerte para todo lo demás.

Invierte con propósito (y no por impulso)

Después de atender las bases, invertir puede ser una excelente manera de preservar y hacer crecer tu herencia. Pero antes de lanzarte a abrir cuentas o comprar activos, es fundamental que te respondas: ¿para qué quiero invertir?

Las inversiones no se eligen por moda o por lo que te recomienden tus amigos. Se eligen con base en objetivos concretos: ¿quieres generar ingresos pasivos? ¿Proteger el capital a largo plazo? ¿Ahorrar para una meta específica? ¿Multiplicar ese dinero para el retiro?

Dependiendo de tus metas, tu perfil de riesgo y tu horizonte de tiempo, existen instrumentos adecuados: desde CETES y fondos de inversión, hasta bienes raíces, acciones o inversiones más especializadas. Lo importante es hacerlo con un plan claro y con información confiable.

Y si no sabes por dónde empezar, acércate a un asesor financiero independiente. No olvides que no es lo mismo seguir consejos genéricos en redes sociales, que construir una estrategia personalizada y basada en tus metas reales.

Si heredaste un inmueble: busca asesoría legal y fiscal

Cuando la herencia incluye bienes raíces —casas, departamentos, terrenos—, las decisiones se vuelven más complejas. ¿Conviene conservar, rentar o vender? ¿Qué implicaciones legales y fiscales tiene cada opción?

Primero, asegúrate de que la propiedad esté legalmente a tu nombre y que todos los papeles estén en regla. Si aún está a nombre del fallecido, será necesario hacer el trámite de adjudicación y, en muchos casos, pagar impuestos por adquisición o escrituración. Cada caso es distinto, y el contexto legal puede ser complejo.

Segundo, analiza con calma tus opciones:

  • Si decides rentar, evalúa los costos de mantenimiento, impuestos y viabilidad en el mercado.
  • Si optas por vender, asegúrate de conocer las implicaciones fiscales —por ejemplo, el ISR por enajenación de bienes—.
  • Y si prefieres conservarlo, considera si tienes los recursos para mantenerlo y si se alinea con tus planes a largo plazo.

En todos los casos, vale la pena contar con asesoría legal y contable especializada. Una decisión mal tomada en este punto puede costarte mucho tiempo, dinero y dolores de cabeza.

En conclusión, recibir una herencia es más que una transferencia de dinero o propiedades: es un acto de confianza y, muchas veces, una muestra de amor. Pero también es una gran responsabilidad. Lo que hagas con esa herencia puede marcar tu vida financiera durante años… o incluso generaciones.

Por eso, mi mejor consejo es: hazlo con intención. No te apresures. Organízate. Busca asesoría si lo necesitas. Y, sobre todo, honra ese regalo transformándolo en decisiones que te den paz, estabilidad y crecimiento.

En El Peso del Dinero, mi objetivo es acompañarte a tomar decisiones financieras inteligentes y sostenibles. Así que, si estás en esta etapa, no estás solo(a): aquí estoy para ayudarte a convertir esa herencia en una oportunidad real de bienestar.

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