Hace unos días, una amiga mía me mandó un mensaje preguntándome cómo podía evitar una compra impulsiva. Tenía varios días siendo bombardeada con publicidad en Instagram… y no podía quitarse de la mente la idea de comprar unos zapatos de ensueño. Hermosos, sí, pero carísimos.
En estos tiempos de cuarentena, es sumamente común vernos tentados a comprar cosas por impulso. El aburrimiento, la falta de algunas actividades cotidianas y el aumento del uso de redes sociales nos hacen blancos perfectos para caer en el círculo vicioso de las compras en línea. Esto puede ser perjudicial para nuestras finanzas personales.
Consejos
Por lo tanto, a continuación te voy a dar tres consejos que puedes aplicar cada vez que te surja el deseo de comprar por impulso. ¡Toma nota!
Pon tu compra impulsiva como meta de ahorro
En mis planes de ahorro, suelo pedirles a mis clientes que me den una meta de ahorro para algún objetivo en específico: quizá quieran comprar un coche, ahorrar para su boda o hacer un viaje. Una vez que se establece la cantidad de dinero necesaria, les comparto su presupuesto y la cantidad de tiempo que tomará llegar a ese objetivo.
Si mides la compra de un artículo en términos de tiempo —es decir, cuánto tiempo tendrás que ahorrar para adquirir el producto—, te será más fácil visualizar si vale la pena hacer el gasto. Por darte un ejemplo, imagínate que quieres comprar una bolsa de $50,000 pesos. Si ahorras $5,000 pesos por mes, tendrías que utilizar tus ahorros de diez meses para hacer la compra. ¿Realmente vale la pena esforzarnos por diez meses para comprar una bolsa? Si tu respuesta es sí, adelante… comienza a ahorrar para comprarla. Si en diez meses aún decides que vale la pena, entonces no estás haciendo una compra impulsiva.
Todo depende de qué tanto valores el producto y cuánto beneficio percibes en contraparte con su costo.
Crea un presupuesto para tu compra impulsiva
Una de las alternativas que le di a mi amiga fue agregar en su presupuesto una categoría de gastos para compras misceláneas. Lo llamé “el fondo para compras compulsivas”, y básicamente funciona así: todos los meses, ve separando un porcentaje de tu dinero presupuestado para compras impulsivas. Ahórralo en una cuenta aparte, y cuando sientas a necesidad de darte ese gusto que tanto deseas, hazlo con ese ahorro. Al ser parte de tu presupuesto, no afectarás otras áreas de tus finanzas personales.
Si por alguna razón ya te acabaste este fondo y te surge la necesidad de hacer otra compra impulsiva, entonces no podrás tener este nuevo producto. Limitar tus compras impulsivas al nivel de tu fondo te ayudará a reflexionar si realmente valió la pena haber adquirido el producto anterior… verás que llegará un punto en que tu “fondo para compras impulsivas” se convertirá en un fondo para gastos como cualquier otro, y eventualmente tomarás mejores decisiones al utilizar este dinero.
Evita contenido en redes sociales que incrementen tu necesidad de gastar
Por último y no menos importante, te recomiendo ampliamente evitar contenido en redes sociales que te inciten a consumir. Estar constantemente viendo a influencers promocionar ropa, zapatos o artículo de lujos nos hace más propensos a querer imitarlos… pues generalmente ellos reflejan un estilo de vida extravagante al que todos aspiramos. Recuerda que a ellos les regalan o incluso sólo les prestan los productos, así que es posible que ni siquiera ellos mismos tengan el dinero para comprarlos.
Como bien dice la mercadóloga Gaby Castellanos: “Eres lo que consumes”. Si consumes frecuentemente un estilo de vida falso, probablemente termines ahogado de deudas queriendo aparentar… así que mejor plantéate seguir aquellas cuentas que le den valor a tu vida, y su contenido te aporte más que las ganas de comprar una joya carísima. Por ejemplo, puedes seguir nuestra cuenta El Peso del Dinero en Instagram y en Facebook.
Así que ya lo sabes, si deseas hacer una compra impulsiva… detente y cuestiónate. ¿Realmente vale la pena comprarlo? ¿Lo necesito? No importa cuál mecanismo uses para evitar la tentación… lo importante es mantener sanas tus finanzas personales.
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